sábado, 17 de febrero de 2007

¡Dios mío contigo nada me falta!


¡Dios mío contigo nada me falta!
Ya queda menos. El rancio culto a lo solemne, el misterio de la zancada de un Nazareno de túnica bordada sobre la mesa de canastilla y claveles del color de la sangre por un justo derramada. Los del rancio abolengo buscan la verdad incuestionable del Dios que motiva la existencia de sus vidas. La historia, que bebe de las aguas puras de la fe, cuenta de la vida de un hombre justo que padeció tormento y fue glorioso en su Resurrección. Una historia hace largos siglos ocurrida que tomará cuerpo y vida, desfilando en a penas unas horas delante de hombres sedientos de piedad y asumidos en la desidia. Las almas duermen en el profundo sueño de la nostalgia y los cuerpos yacen vencidos a la barbarie de un mundo que les tocó vivir sin pena ni gloria. De repente todo se detiene, lo que era profundo sueño se vuelve gozo en vida. Los corazones que aman Sevilla laten más deprisa. Las apenadas almas encuentran alivio, las vidas sentido a su cuestionable existencia. Todo es silencio, ni el aire de la brisa respira, el azul del Cielo se vuelve oscuridad y tinieblas. La Ciudad se paraliza. En una plaza, por un Santo Mártir coronada, ante el silencio de una masa humana, que es oración y llanto profundo, se escucha el chirriar de una puerta. Ya no hay pena que valga. Una cruz bañada de atributos pasionales avanza despacio ante la atenta mirada de hombres y mujeres cargados por el inexorable y contundente paso de los años. Un mudo murmullo recorre la Plaza, la oscuridad de la noche da paso a la verdad de una Luz de amor infinito. El Señor hace presencia y llena de amor toda una Plaza, toda una Ciudad y hasta un infinito Universo. Oraciones y lamentos nacen de rotas gargantas que hacen versos de los más sinceros y profundos de los rezos. El más grande entre los grandes camina alargando su zancada, le sigue una comitiva de mujeres cargaditas de años que cubren sus rostros para protegerse del incesante goteo de lágrimas de hirviente cera, esas benditas mujeres que nunca le fallan, esas mujeres que siguen al Señor cada Madrugada, que olvidan por unas horas sus muchos dolores, sus muchas penas y que le dicen al Señor ¡Dios mío contigo nada me falta!. Los primeros rayos de luz de la mañana dan entrada a un coro de pajarillos que como ángeles bajados del Cielo anuncian que Dios mismo pisa las calles de Sevilla. Los cansados pies de las abuelas de Sevilla se detienen, sus miradas tornan hacia el Señor y una súplica invade sus corazones ¡Señor Mío sólo quiero pedirte que me des fuerzas para que el año próximo vuelva a estar contigo!. Las atormentadas memorias de repente olvidan sus muchas miserias y las puertas de la Basílica se cierran al Traspaso de María. Un año más se obró el milagro, el mismo Dios paseó su bondad por las calles de esta noble, mariana e invicta su Ciudad. Los corazones entregados al Señor se atreven a gritar lo que los titubeantes labios nunca podrían decir ¡Dios mío contigo nada me falta!.

9 comentarios:

el aguaó dijo...

Enhorabuena Jordi... ¡sublime!.
Tengo la suerte de ver al Señor de Sevilla justo ante de salir, al igual que los otros miles de hermanos, y es imposible definir lo que se siente cuando se entra en la Basílica y se puede ver ese mar negro de túnicas que rezan alrededor de Nuestro Padre Jesus del Gran Poder y María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso.
Todo está dispuesto, todo está preparado para que salgan los dos pasos, para que el Señor del Gran Poder vuelva a recorrer las calles de Sevilla arrebatando esa frase que bien dices: ¡Dios mío contigo nada me falta!... ya queda menos.

el aguaó dijo...

De Eduardo del Rey Tirado, 1999: "El Señor del Gran Poder, por su Rostro, sus Manos y su Zancada, es el Dios total que sale a nuestro encuentro. Y la Sevilla sola, la de los malos tratos, la parada, la que se droga, o la herida por tantas cosas, se asoma, se abraza, se agarra como la hemorroisa en medio de la muchedumbre que rodea a la cofradía. Porque sabemos que aunque nos abandonara el cariño de la familia, de los padres, de los esposos o los hijos; aunque nos abandone el trabajo, la suerte o hasta la salud, cada sevillano sabe que el Señor del Gran Poder 'no me ha dejado' ni se olvidará jamás."

Jordi de Triana dijo...

No quiero dejar este mundo sin antes vivir ese preludio de gloria. Salir de mi casa de Triana con mis pies descalzos y mi túnica de negro y esparto, atravesar el Puente de Triana y adentrarme por el corazón de Sevilla hasta llegar a una espectante Plaza de San Lorenzo,traspasar las puertas de la Basílica, sentir el aliento de una lluvia de almas bajo túnicas de ruán y negro, levantar mi vista al Señor, dedicarle un emocionado rezo y sentir de cerca el Traspaso y Dolor de María bajo su palio de sevillanía y seguir al Señor toda la Madrugada, por la mañana retornar a mi Barrio, saciado del amor y la presencia de Dios que un año más volvió a caminar por las calles de mi Sevilla.

del baratillo pero carillo dijo...

Jordi enorabuena y aver si me escribes en el blog

Jordi de Triana dijo...

Amigo baratillero, dame la dirección de tu blog. No puedo acceder desde tu cuenta de blogger.

el aguaó dijo...

"Alto fanal de trágica galeota
sobre un mar de encrescapada muchedumbre.
Las andas vienen y a la opaca lumbre
Jesús marca a su nave la derrota.

¿A dónde en la tiniebla densa, ignota?
Turbia ansiedad, livor e incertidumbre.
De la cruz cuanta es más la pesadumbre
tanto de penas el bajel más flota.

Desmayo de violetas, y el ventalle
que el vidrio helado empáñale al lucero...
El alba, en in, que asoma por la calle.

Y en las manos de fiebre su madero,
como asido a un sangriento gobernalle,
va Jesús -ya entre rosas-, timonero".

De Rafael Laffón. Titulado "A Jesús del Gran Poder, en sus andas de Madrugada".

Un fuerte abrazo querido amigo.

Jordi de Triana dijo...

Muchas gracias amigo. Magníficos versos para el Señor.

el aguaó dijo...

Querido y estimado amigo, solo puedo decirte que me produce un profundo y amargo pesar que recibas amenazas precisamente tú, una persona que en todo momento ha enarbolado la bandera del respeto y el diálogo tolerante. Es inconcebible que se proceda de dicha manera.
Tengo un amigo, amante también del mundo cofrade, que siempre me ha dicho que somos nosotros los que estamos en el punto de mira constante, sin por ello responder ni contestar a las continuas provocaciones, insultos y amenazas. Bajo mi punto de vista creo que no le hacemos daño a nadie, no entiendo esa aversión hacia nuestro colectivo en general, y algunas personas en particular.

Seguiré visitándote diariamente, como siempre he hecho y haré, y solo si tú me das permiso te agregaré a mi blog, por si acaso prefieres que de momento no lo haga. En mi lista privada de Favoritos de Internet ya estás agregado.

Quiero que sepas que tienes todo mi apoyo como amigo, compañero internauta y hermano de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder.

Te deseo que pases una hermosa y productiva Semana Santa, cargada de emociones y rincones inolvidables, y por supuesto, acompañado de tu familia... aunque nos veremos por aquí antes.

Un fuerte abrazo de tu amigo e incombustible seguidor.

P.D. Me alegro muchísimo de la recuperación de tu hija, de que la que soy consciente por tu comentario en el blog de nuestro amigo Antonio, y es este detalle, precisamente, el que tiene que hacerte olvidar este amargo episodio.

el aguaó dijo...
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