El Mudo con el paso de los años ha ido modelando un carácter afable que lo ha convertido en un ser especial. Muy temprano se vio privado de sus seres más queridos. A base de golpes de corazón ha ido superando los tragos amargos que ha tenido que soportar a lo largo de su existencia, ha vivido cada momento con intensidad. No necesita hablarnos para ser entendido, cuando el corazón es transparente y sincero no necesita de palabras para transmitir un sentimiento, un deseo o una pena. Como bien decía nuestro añorado D. Juan Martín Pérez, el Mudo te entiende cuando quiere, cuando no, se hace el desentendido. En el interior de su mirada y en sus ojos humedecidos podemos encontrar respuesta a una vida entregada a los demás, de mucho sufrimiento y no menos esperanza. El Mudo siente gran emoción al ver como los niños que correteaban por Santa Ana, vuelven un día para celebrar su Primera Comunión, el Matrimonio e incluso bautizan a sus hijos.
Las paredes del Templo y el Mudo son los grandes guardianes de los muchos secretos que se esconden bajo los techos de la Catedral de Triana. Se adelanta perfectamente a los distintos acontecimientos religiosos que tienen su punto álgido en la Parroquia de Santa Ana. Con arte inigualable e inquieto, espera algunos sábados por la mañana, sentado junto a una vieja mesa, a los muchos fieles que llegan a Santa Ana. Cada moneda que suena en el fondo de una bandeja es correspondida con un retrato de Señá Santa Ana, El Niño y La Virgen, cuando le parece insignificante la limosna, te mira a los ojos y enseguida te hace descubrir en su mirada aquello de “mi arma estírate un poco o quédate esperando que te dé una foto”. Llega la Cuaresma y por ende los traslados de las Imágenes Titulares de la Hermandad de la Esperanza de Triana para la celebración de sus Cultos anuales en la Real Parroquia de Santa Ana. El Mudo empieza a vivir los días con mayor intensidad, su corazón se acelera, su cansado cuerpo se fortalece, es fiel testigo de cada detalle, de cada flor colocada en el Altar de Cultos, de cada gota de cera que lagrimea sobre la plateada candelería.Al Mudo de Santa Ana con cariño de su amigo Jordi de Triana.