domingo, 4 de mayo de 2008

La Pastora de Triana abrió el Balcón de las Glorias de Sevilla

La Pastora de Triana abrió el balcón de las Glorias a Sevilla. Triana y por extensión Sevilla han dictado sentencia. Las hermandades de Gloria viven un momento de esplendor y la Hermandad que venera a la hermosa flor que reside detrás justo del trascoro de la Real Parroquia de Señá Santa Ana es claro ejemplo de ello. La Hermandad trianera hace años despertó del triste sueño de la ausencia y poco a poco ha ido llenando un vacío que con el tiempo ha dado lugar a una Hermandad joven, alegre, entregada y sobre todo rebosante de vida. En el día de hoy ha escrito una de las páginas más inolvidables de su existencia.

Todo un Barrio completamente entregado ha salido a la calle para encontrarse con Ella cara a cara. Triana vistió sus mejores galas para recibir a la Virgen. La Pastora como imán de devociones y sentimientos ha ido recibiendo la presencia, siempre respetuosa y emocionada de la Sevilla Cofrade, que ha terminado arrodillándose a sus encantos. Ha escrito una página en el Libro de las Glorias, me atrevería a asegurar que nos encontramos ante un acto que puede extrapolar al maravilloso mundo de las Glorias el mismo sentido que el Vía Crucis de Sevilla a sus hermanas cofradías penitenciales.

La Virgen, refugio seguro de nuestras Almas ha enamorado a toda una Ciudad con su belleza, dulzura y los perfectos rasgos de su cara y esos ojos que a muchos recuerdan a los de la Reina Trianera de la Madrugá. Un precioso paso, un exorno floral exquisito, por la magnífica combinación de flores y por la no menos perfecta composición sobre la mesa de su paso, un precioso manto del color del Cielo, en el tapiz de la parihuela una corona como muestra de su innegable Realeza, la gracia de su sombrero y esos tirabuzones que adornan su pelo han terminado por decantar la balanza de sus encantos a una Sevilla que no dejará de soñar con Ella. No le faltó la compañía de Jesús, bendito pastorcito de sus entrañas, dando los primeros pasos al encuentro del redil de sus hijos trianeros. La reliquia de la divina Zapaterita en la delantera del paso suponía una llamada a la humildad y a la entrega por los más necesitados hijos de Sevilla.

San Jacinto recibió a la Pastora de nuestras vidas con la misma marcha que cada Domingo de Ramos despide a la Virgen que mejor conjuga el dolor de la pena con la belleza de unas formas humanas dibujadas en la divinidad de una Madre. La Virgen que eclipsa al firmamento con la luz resplandeciente que emana del estremecer de su condena en armonía con el horizonte de la belleza de su Estrella.

La Pastora de Santa Ana se paraba frente a la Capillita del Carmen a sones de Coronación, coronación por una Virgen hermosa que voló de su Convento Trianero para bendecir al Barrio de La Calzá, en ese justo momento y tras el estallido de la salve de un cohete, una paloma levantó el vuelo desde el Puente para acariciar el Cielo de Triana y emprender el viaje hacia Sevilla, ¿Serás tu Palomita de Triana?, Tu corazón vive en la Calzá, pero tu alma trianera perdurará en la eternidad de tu existencia

Reyes Católicos y San Pablo fueron punto y seguido en su recorrido. Montserrat y La Magdalena quedaron prendidas a su paso. En el aire de Castelar y Molviedro permanecían esencias de un Viernes Santo bañado de romanticismo por una delicia de Madre bajo un palio azul y las últimas notas de Saeta Cordobesa y Margot que permanecían suspendidas en el aire. Volvió a sonar Virgen de Montserrat como sonó aquella brillante noche de Sevilla. Los fieles entonaron el canto Salve Regina en honor a la Señora. La Pastora de Triana tocó con sus manos la Parroquia que tantas veces abrió sus puertas a las Hermandades de Triana para refugiarlas de la lluvia. El Cristo del Calvario dormido en el Árbol de la Cruz y su dolorosa Madre de la Presentación eran testigos de excepción a su llegada. La Virgen del Amparo, princesa de las Glorias de Sevilla recibía con emoción a su hermana trianera. Se alejó la Virgen y por unos minutos quedó cerrado el paréntesis del júbilo ante el sonido de la marcha fúnebre Quinta Angustia en honor al estremecedor Misterio que reside en la Magdalena.

En las puertas de Rioja la Virgen detuvo su paso ante el Templo Carmelita del Santo Ángel, donde esperaban el Prior de la Orden Carmelita y sus hermanos para el rezo del Ángelus.

Tras el rezo del Ángelus la Virgen reviró hacia una abarrotada Calle Tetuán que esperaba con entusiasmo a la Pastora que continuó su camino junto a la Capillita de San José, petalada en Jovellanos y el regalo de un ramo de flores por la comunidad Carmelita hermana de San José. La Pastora terminó por recorrer el último tramo de Sierpes. La Virgen llegó a la Plaza de San Francisco y a su pórtico de Corpus entremezclando aromas trianeros y sones macarenos.

A las puertas de la Catedral sones blancos de cornetas y tambores soñadores de una Verde Madrugá, tres marchas: El Desprecio de Herodes, El Manué y Madre de Dios del Rosario. A redobles de tambores reiniciaban el regreso para Triana. Y apareció La Pastora de Triana bajo un baño de Sol y multitudes. Su paseo por las calles de nuestra Ciudad terminó en la Santa Iglesia Catedral a los sones de Virgen de las Aguas.


El preludio de las Glorias fue hermoso para Sevilla.