martes, 31 de marzo de 2009

ESPERANZA, DIVINA CIRUJANA DE NUESTROS NIÑOS

En una habitación oscura, silenciosa, tenue y mínimamente alumbrada por una pequeña lámpara de azulada luz reposa su frágil cuerpo un niño enfermo. Su mirada triste se pierde en el infinito horizonte de sus dolencias, buscando una respuesta.
El inquebrantable silencio de un gélido pasillo que comunica su habitación con la del resto de los niños, es por momentos, roto por el llanto inconsolable de un pequeño ángel herido.
En la cabecera de su cama velan por su salud una estampa de la ESPERANZA MACARENA, vestida de hebrea y un viejo rosario de plata de la abuela.
Faltan pocas horas para que en un quirófano del Hospital Infantil de Sevilla consiga curar su enfermedad. Una asustada madre y un tembloroso padre tratan de buscar y no encuentran las palabras exactas para tranquilizar al niño y hacerle comprender que al final del túnel existe una luz a la ESPERANZA.
Como un milagro y enviados por la DIVINA CIRUJANA DE SAN GIL llegan los ARMAOS DE LA MACARENA, que traspasando la Murallas de la enfermedad del niño, se detienen junto al Atrio de la oscura habitación, para cruzar el Arco de una sonrisa, que por fin queda dibujada en la carita del niño y coronar la Espadaña de su frente con un enorme beso de ESPERANZA.
Los ARMAOS llevaron al niño el mejor remedio para curar aquellas dolencias a las que nunca llegará la medicina. Las dolencias de su alma son curadas por el amor de la CENTURIA.
Bajo sus corazas laten corazones destemplaos y rebosantes de ESPERANZA. Los ARMAOS dejan algo más que unas fotos y unos besos, dejan el corazón y sobre todo una ESPERANZA.
Los ARMAOS DE LA MACARENA abandonan el Hospital asumidos por un mar de lágrimas. Lloran como llorarán cuando en la Santa Madrugá miren a los ojos de la MACARENA.
En la carita de ese niño quedó dibujada la misma sonrisa con la que los viejos macarenos se despiden de los suyos al ser llamados a compartir la Gloria de los Cielos junto al SEÑOR de la SENTENCIA.
Hermoso contraste de los macarenos, que al mirar a la MACARENA no paran de llorar y cuando se alejan para siempre de ELLA esbozan una sonrisa.
Con todo mi cariño a los ARMAOS DE LA MACARENA, por su amor a la ESPERANZA y por devolver a los niños enfermos la sonrisa que nunca debe faltarles.

1 comentario:

Juanma dijo...

Una vez más: emocionante tu lectura. Hermosísima entrada.

Un abrazo, querido Jordi.