domingo, 27 de enero de 2008

DE REPENTE SE ROMPE EL SILENCIO DE LA NOCHE SEVILLANA


Sevilla amaga con despertar del hechizo de la espera. De la profundidad del oscuro pozo del tiempo se adivina un minúsculo rayo de luz hacia la esperanza verdadera. Muy pronto haremos nuestro el mensaje de la luz y la profundidad del sueño dará paso a las primeras horas de desvelo. Con el paso de los días los corazones, amantes inseparables de la Sevilla eterna que perdura, palpitarán a un ritmo más acelerado, las almas cofrades tirarán de los cuerpos mortales, fortaleciendo los espíritus cansados de tanto amor soñado. Despertaremos de un hermoso sueño para sentir en carnes propias una realidad, que por imposible que parecer pudiera, iguala y hasta supera. El marco inigualable de la Sevilla encantadora se asomará a su balcón de primavera para mostrarnos su jardín de encantos y primores. De sus plazas y rincones brotarán flores blanquecinas que perfumarán nuestras vidas con aromas de elegancia y sevillanía. El silencio profundo de la noche sevillana se perturbará tenuemente por el son acompasado del rachear de unas alpargatas costaleras y la rotunda voz de un capataz, capitán inseparable de un barco expectante ante la llegada de sus huéspedes más deseados. De las entrañas mismas de unas rudas trabajaderas partirá el murmullo penetrante de suspiros de valientes trabajadores del costal. A golpes secos de llamador y levantás al Cielo sevillano se alejará la parihuela, dejando tras de si una imborrable huella de sensaciones. Sevilla despierta a una nueva primavera y se ilusiona ante la inminente llegada de unas nuevas vísperas. En un primer instante los cofrades sevillanos se frotarán los ojos incrédulos ante la certeza de una Semana Santa que se acerca y que casi pueden acariciar con sus propias manos. Los acontecimientos se irán sucediendo, nuestra Ciudad cambiará de aspecto, nos mostrará su cara más bonita, el Hada de la Cuaresma nos hechizará con su varita encantadora y el Pueblo de Sevilla volverá a la más hermosa realidad.
Con la llegada de la Cuaresma el cofrade se sentirá embargado por un doble pensamiento: por un lado desea que esos 40 días transcurran a gran celeridad para encontrarse de frente con un nuevo Domingo de Ramos y por otro lado desea que esta última parada en la Estación del tiempo se eternice, para con ello no encontrarse nuevamente con la cruda realidad de sentir que.........“ya queda menos para que una nueva Semana Santa pase por delante de nuestras vidas y nos deje asumidos en la triste soledad del recuerdo”.

sábado, 26 de enero de 2008

RECORDANDO LA PROCESIÓN DE CORPUS DE 2007

Tras una interminable comitiva de oscuros trajes y en el horizonte de la Avenida se divisa entre destellos de luces e incienso la portentosa Catedral Eucarística labrada en plata por el insigne maestro universal Enrique de Arfe. Se hace el silencio entre los fieles sobrecogidos ante la inminente llegada del Santísimo, que un año más hace revivir en las calles de Sevilla la bula pontificia "Transiturus de hoc mundum". De los cimientos mismos de la Santa y Milenaria Catedral Hispalense y como voces tenebrosas que parten de ultratumba se escuchan lamentos de frailes que desde hace siglos duermen el sueño eterno de los justos bajo el suelo catedralicio, almas puras de hombres que entregaron su vida por Dios misericordioso y por sus hermanos terrenales pecadores. La procesión se detiene; sus partícipes y el numeroso público congregado a su alrededor se estremecen horrorizados, temerosos de Dios y del misterio de voces que nacen de la faz de la tierra como lamentos en noche de tinieblas de Guerreros Templarios en Monte de Ánimas. Un grito irrumpe en la silenciosa y radiante mañana del Corpus de Sevilla "Catenariam horribilis aspectus habent" "dominus et christianorum tormentum sunt".

SEÑOR TÚ ERES LA LUZ QUE NOS ILUMINA

La melancolía invade mi ser y se clava como puñal doloroso en mi corazón de humilde sevillano. La profunda herida del recuerdo no termina de cicatrizar. La pena me acompaña desde el ya lejano anochecer en San Lorenzo el Sábado Santo del año del Señor de 2007. La llegada a la Plaza de una Madre en Soledad al pié de la Santa Cruz era presagio incuestionable de que la realidad de un sueño se apagaba en la profundidad de un Templo que cerraba sus puertas a Sevilla. Un año más apoyé mis manos suavemente sobre el portón de la Parroquia que con gloria lleva el nombre del Santo Mártir que la protege celosamente. Pedí por la salud de los hombres, por el fin de las guerras, por un Mundo sin rencores………….”Dios mío que más puedo pedirte………si Señor te pido que acortes la espera y que ese profundo sueño no se eternice para siempre, que en apenas unas horas despierte y vuelva a sentir que es Primavera”. Aquellos pajarillos que despertaron la mañana del Viernes Santo para anunciar la llegada del Señor no volvieron a aparecer aquella fría noche. Dormían arropados en las copas de los árboles de la hermosa Plaza que hace de pórtico a la Casa del Dios Poderoso que se quedó a vivir para siempre en la Tierra de su Madre Santísima. Los pajarillos no volvieron a despertar como aquella mañana que en inexplicable milagro transformaron sus trinos en las más hermosas melodías al dulce compás de las voces de los ángeles que custodian al Señor. Esa Plaza por un año permanecerá anhelante ante la llegada de la llama misteriosa que encienda la antorcha de las almas dormidas de la Sevilla que se enamora de sí misma cada Primavera y que cerca está de ver la Luz. Sevilla madurará y de su fruto germinarán suaves florecillas de azahar que anunciarán que muy pronto una alfombra de pasión cubrirá el oscuro tapiz de la Sevilla soñadora y ahí estará de nuevo presente el Divino Rostro del Dios que mora en San Lorenzo. Esa noche no caminaré a su encuentro, mis rodillas no se clavarán delante de Él en su altar de Gloria. Me aferraré a esa noche, lucharé por ella como lucharon nuestros antepasados concepcionistas en la defensa del más Sagrado Dogma de María, pediré a Dios con todas mis fuerzas que esa noche única se inmortalice en el tiempo y que nunca muera, porque Dios mío esa noche serás Tú quien salgas a mi encuentro, recordaré que en mis muchas caídas acudiste como Cirineo para levantar mi errante cuerpo del suelo. Me hiciste comprender que la Majestad de Dios es bondad y amor infinito. No faltarán aquellas mujeres cargaditas con el duro peso de los años. Esa Madrugá percibirán aromas de eterna juventud, con el paso de las horas sus espíritus se fortalecerán y tirarán con fuerza de cuerpos que empiezan a caminar a paso racheao por el cansancio. Se verán reconfortadas ante la presencia del Señor de Sevilla, durante una larga noche de emociones y sentimientos pedirán por todos, sus oraciones no olvidarán a nadie. Su última mirada hacia el Señor irá acompañada de una justa petición “Gran Poder te pido de corazón que me des fuerzas para que el año que viene vuelva a estar contigo y caminar a tu lado”. Algunas de estas mujeres se ausentarán la próxima Primavera atadas a la inmisericorde prisión de una enfermedad, será entonces el Señor quien acuda a rescatarlas de su cautiverio. Otras habrán merecido ser llamadas para siempre a su presencia y esa hermosa Madrugada ocuparán un lugar de privilegio en La Plaza que Dios reservó en el Cielo a los que amaron profundamente a Sevilla y creyeron incondicionalmente en Él.