domingo, 29 de septiembre de 2013

SEVILLA



SEVILLA

Sevilla, toma tu cruz y sígueme, desnuda el alma y desposéete de las espinas que atraviesan tu corazón llagado. El tiempo sin tiempo vencerá a la ingravidez del destino. Lo rubrican el azahar que prende como blanquecina antorcha en las pobladas copas de los naranjos y el murmullo adormecido de la respiración contenida del abuelo que vuelve a calzar las primeras sandalias de su niñez y lo dicen los silencios de la Ciudad que tanto cuentan a nuestros oídos. La madera tomará todo el protagonismo como continente envolvente del gran contenido.
La rampla del Salvador es el primer indicio de lo que se aproxima a gran celeridad, los palcos prosperan desde su estructura metálica y los balcones fraguados adivinan el aliento del Cristo que abre sus brazos. El sevillano rasga su corazón y blanquea la fachada de su hogar al paso de las cofradías. La imparable explosión de sentimientos y creencias nos elevará a una contemplación casi mística. Insuperables lienzos de matices y formas traspasarán los umbrales  de la sensibilidad para hacernos sentir como en ningún tiempo anterior. Predominará la Luz sobre la luz, la realidad sobre las sombras del sueño y la musicalidad del alma sobre los sublimes compases brotados de los pentagramas. Sevilla contornea su silueta entre acuarelas para redescubrirnos su perfil más esplendido. La vida en siete días y el Cielo en cada palabra, mirada o latido.

viernes, 27 de septiembre de 2013

TRASCENDENCIA DE DIOS


TRASCENDENCIA DE DIOS 
Como visionadas en un viejo óleo, retomo emotivas estampas del ayer. Contemplo las desgastadas calzadas del pasado, pórtico de añoranzas que funden realidad y sueño. Domina la trascendencia de Dios sobre la etérea superficialidad de lo mundano. Se nos va el Gran Poder a cada instante contorneando angostos entresijos y al tiempo anchando las vías de la espiritualidad del pueblo que reza postrado a su divinidad. Ante tanta adversidad y pesadumbre queda el consuelo del Amor sin fronteras. Las ensangrentadas llagas del Redentor son bálsamo cicatrizador de heridas, para quienes sufren los flagelos de la sinrazón. 

Al ver a Dios caminar sintiendo las astillas del leño sobre el desgastado hombro, surcamos las soterradas sendas de los tiempos, extrapolando al presente la irrefutable huella de la conmovedora zancada. No duden en tomar la mano del Señor y seguir su estela. Los caminos trazados por Dios nos conducen a la dicha plena. Tropezamos ante las innumerables piedras que encontramos a nuestro paso. Mirando a los ojos de Dios levantaremos y seguiremos avanzando por los llanos prados. Se elevarán altas montañas y muros infranqueables que nos impedirán vislumbrar el horizonte. Siempre el Gran Poder a nuestro encuentro alumbrándonos con su Luz deslumbradora.

Aprendamos a llorar con nuestros hermanos, a sentir sus heridas en nuestro costado y a ver en su mirada la profundidad del Dios que nos conmueve. Traspasemos el atrio venciendo temores, subamos las escaleras y alcancemos la cima. Avistar a Dios en la desdicha del prójimo nos afianza en nuestro peregrinar hacia la Santa Morada, consolar su llanto nos aproxima a la misericordia y hablar su lengua a oír la voz de nuestro Señor en los silencios del alma.

lunes, 23 de septiembre de 2013

DA EL PASO CON MARÍA

                   DA EL PASO CON MARÍA

Quisiera mostrar mi más sincero agradecimiento a las personas que han evidenciado interés y colaboración a la petición de ayuda para la pequeña María, necesitada de tratamiento médico para conseguir superar su problema (parálisis cerebral) de la mejor forma posible. La familia está recogiendo tapones de botellas y anillas de latas de bebidas para sufragar los considerables gastos clínicos. La semana pasada comencé a recopilar las primeras entregas de amigos de despacho y barrio.

Para conocer mejor a María, su familia y la forma de prestarles ayuda tienen el siguiente enlace: https://www.facebook.com/pages/Da-El-Paso-Con-Maria/591788737540664?fref=ts En el mismo podrán cotejar la labor encomiable de los familiares y amigos de la pequeña en pos de facilitarle una vida, lo más feliz posible. Del mismo modo tendrán la posibilidad de conocer las distintas actividades que están organizando para recaudar fondos destinados al proceso de mejora y recuperación de María, y por supuesto, las direcciones de entrega de tapones y anillas por zonas. En Triana, concretamente, desde hace días pueden entregarlas en el Colegio San Jacinto, ubicado en la calle Pagés del Corro junto a la parroquia del mismo nombre.


Gracias a todos por su atención.

lunes, 16 de septiembre de 2013

TE QUIERO


TE QUIERO

El que nos libera de las cadenas de la tristeza y nos hace levantar cada día pensando en un mundo extraordinario. El Señor que cae en el camino y prosigue con abnegada entereza. Compases de dolor y armonía, musicalidad en unos labios sedientos que imploran justicia divina. Manos atadas a nuestros pecados, una abrazada al leño y otra acariciando la dura peña espinada. Cada día amanece en nuestro interior y nuestras almas se elevan en imperceptible chicotá para sentir el calor de nuestro Redentor. Debemos valorar este presente tan grande que el cielo acercó a nuestras vidas y merecer con nuestro esfuerzo ser partícipes de su infinita bondad. Nuestro Señor mora en el más excelso Atril de la palabra, eleva su armoniosa figura sobre los más inalcanzables confines y su amor se esparce más allende de las fronteras terrenales. En el latido bajo su túnica duermen quienes vivieron este mismo sueño a lo largo de los siglos e incluso se adivinan quienes nacerán para quererlo. No existen vacíos que no colme nuestro Cristo de las Tres Caídas. 

Es muy grande ver a mis niñas ocupar el mismo lugar que su padre en los tramos de la Hermandad y percibir en sus ojos un brillo especial. Que mejor despedida, que morir en Triana y entregado a tus brazos, Padre mío, lejos de hojarascas y entre rosas sin espinas. Inmensamente feliz de tenerte, gracias a ti, puedo superar los malos momentos que me asechan. Déjame seguir soñándote y viviéndote, sintiendo el calor de tu piel, las caricias de tus manos, la profundidad de tu mirada, el sudor ensangrentado que te prende, el aliento que nos cala, el silencio ensordecedor que nos acalla, la luz que nos enciende y el amor infinito que nos atrapa. Te quiero Señor, y mil veces que naciera mil veces que volvería a quererte. Nada sería de mi vida sin tu presencia. Arrimo mi vida entera a tu cruz pesada, para levantar a ese cielo que llaman Triana, a la voz de tu llamada.


EL GRAN PODER VIVE ENTRE NOSOTROS



EL GRAN PODER VIVE ENTRE NOSOTROS 


En la retina del alma reposa el gozo contemplativo de tu Rostro ciscado. Las espesas tinieblas del anochecer dejan entrever una intensa luz deslumbradora que nos conmueve. En la serenidad suave del mar en calma percibimos el tenue murmullo del oleaje y una brisa acariciadora que nos eleva a los confines del perenne y ensoñador Parasceve. Las remembranzas cinceladas en los recuerdos llaman una y otra vez al portalón del milagro y al tañer de las campanas, vivo eco del reloj de nuestra existencia. Alfa y omega entrelazan sus manos en un mismo tenor. Abundantes sombras forjadas sobre las acaloradas fachadas, contiguas a la Plaza de entre las plazas, propagan como murmullo la evidente existencia de Dios. 

Contemplamos su mirada espinada, en los hijos de la Ciudad que sufren soledad, nunca mejor acompañada que en la cercanía del Señor. Sentimos su abrasador aliento en el diálogo huérfano de palabras de quienes creían haberlo perdido todo, y en Él encuentran el más preciado tesoro de espiritualidad. Percibimos la aireada cadencia de su túnica al estremecer de corazones que palpitan ante la excelsa zancada que surca las entrañas de la Ciudad, en los que encuentran junto a las escaleras que elevan al Cielo, respuesta a sus necesidades más primordiales. No podemos ni debemos olvidar que la devoción universal al Señor se sustancia en la fe y en los pilares que sustentan siglos de vivencias y de Amor. 

Creemos en un Señor que camina cada día por las amarguras de sus hijos, cicatrizando heridas y levantando cuerpos repostados en el infortunio. Somos nazarenos de la Hermandad todos los días del año, en la Madrugá haciendo visible nuestro hábito oprimido por el esparto y el resto anidando en el interior nuestra inseparable túnica de ruán. 

Nuestros sueños nos llevan continuamente a la Plaza colmada de emociones, plegarias y de adormecidos vencejos del pasado que abrirán sus jaulas al candil de la noche portentosa de Sevilla para anunciar la inminencia aparición de la perfección Divina humanizada a su vuelta al amanecer. 

La más hermosa historia escrita en los legajos de los tiempos perdería rigor y sentido, si olvidamos a aquellas otras oscuras plazas, pobladas por quienes no tienen más techo donde cobijarse que la propia colcha transparente de la noche. No busquemos en otra parte, ellos son los cristos vivos que cargan la misma Cruz que nuestro Señor, los vemos e incluso reconocemos, y tristemente pasamos de largo, alejándonos de la senda del Señor al mismo compás de su zancada.