domingo, 28 de febrero de 2010

CRISTO HA MUERTO EN EL BARATILLO

Fotografía: Esperanza Jiménez (Cofrades)
CRISTO HA MUERTO EN EL BARATILLO
Tarde de Miércoles Santo en el Arenal Torero, las brisas del Guadalquivir acarician su cara de niña y su pelo es perfumado por aromas de jazmín, guardan silencio los tendidos maestrantes.
Túnicas nazarenas y pies descalzos sobre la arena del coso baratillero, lances de Muerte en un Lirio que va dormido en los brazos de una Rosa y rejones hirientes que atraviesan el alma de un Barrio torero.
La suerte está echada. Verónicas y volapiés de pasiones, ecos lejanos de torería y pases profundos al pecho de la pena que embarga a la más tierna Azucena, Caridad de mis entrañas.
Misericordia y Piedad visten de luto el Cielo a la otra orilla del Río. Languidece el torso moreno de mi Cristo vencido a la Muerte que va dormido en el Regazo de una Madre que llora sin consuelo.
Claveles color sangre a los pies del Señor, puñales penetrantes en el pecho de la Virgen y una sinfonía de sueños que yacen en la compasión de una mirada conforman enternecedor Misterio.
Sevilla le muestra su pañuelo, pero es tanta la pena que la Virgen quiere llorarla a solas con su Hijo entregado a fatal condena.
Una enlutada abuela va pregonando con sus ojos envueltos en lágrimas “Cristo ha muerto en el Baratillo”, “lo traen a la Catedral por Adriano”, “silencio que no despierte, Sevilla está de luto, puedo escuchar sus silencios maestrantes”.
No es tu Muerte el fin que persigues, Tu semblante lo dice todo Padre Mío, cercano está tu desplante y la vuelta a la vida.
Es tu paso un barco que navega al compás de olas pasajeras hacia un profundo Mar color celeste. A ese que iremos todos para volver a estar Contigo.
Viene la Caridad por el Postigo, filigrana entre varales de plata, molde de porcelana y pasiones encendías. Se marchará su palio al compás de la música, se marchitarán las flores, se consumirá la cera y Sevilla quedará rendida a sus encantos.