miércoles, 1 de abril de 2009


Padre Nuestro


Padre nuestro, que estás en el Cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Amén.


ESPERANZA ¿POR QUÉ TE LO LLEVASTE?


Llorando viene la Virgen por Recaredo. Por sus sonrojadas mejillas resbalan lágrimas cristalinas que relucen como esmeraldas y amargan como los siete puñales que clavados en el corazón le rompen el alma.


La gracia se hace filigrana en los perfiles de la Reina de San Roque, sus sonrojadas mejillas parecen rosas esculpidas por los mismísimos ángeles, sus ojos entreabiertos, su mirada perdida, su rostro pálido y sus labios encarnados, en los que se adivinan cuatro sílabas que conforman la palabra más hermosa: ESPERANZA.


El palio de la Virgen de GRACIA Y ESPERANZA avanza hasta detenerse delante del portalón de la Hermandad de los Negritos. Suena una dulce melodía evocadora de una copla de Machín. Esos angelitos negros que soñaron ser pintados, se asoman al zaguán para recibir a la Señora.


Las delicadas manos de porcelana de la Dolorosa acarician la cara aterciopelada de un joven ángel que duerme en su regazo. Por ese mismo lugar y con sus rostros ocultos bajo el terciopelo de los antifaces habían pasado sus hermanos.


La temprana muerte lo había llamado junto a la ESPERANZA, los dos hermanos de este niño siguen vistiendo la túnica de San Roque en la certeza de que él vuelve a acompañarlos con la túnica que vieron colgada en el armario antes de salir de casa.


Un nuevo Domingo de Ramos la Virgen de Gracia y Esperanza hace realidad el sueño del encuentro. La tristeza de una madre desposeída del abrazo de un hijo, busca consuelo en la mirada de la Virgen. En el iris de sus ojos descubre dibujada la sonrisa de su niño.


La Virgen parecía ofrecerle su pañuelo de encaje para secar sus lágrimas, un suspiro surcaba el Cielo de Sevilla, la música sonaba a nana y ante todo en el aire de la Puerta Osario se respiraba una ESPERANZA.


De los labios de la mujer brotó un beso que quedó grabado en la cara del hijo de su alma. Se aleja el palio, los candelabros de cola ocultan por completo las velas rizadas y en el horizonte se pierde el verde manto. Pasa la Virgen con el niño entre sus brazos y para una madre quedarán para siempre la ESPERANZA y una pregunta sin respuesta ¿Por qué te lo llevaste?